Un tejido social latino perceptible y medible comenzó a surgir gradualmente en muchas ciudades del Valle de Yakima a medida que cada oleada de migrantes se asentaba y comenzaba a participar en la cultura cívica local. Los individuos en estas comunidades en ciernes ya no se sentían completamente desarraigados o desarraigados. Como la mayoría de los latinos eran católicos en ese momento, las parroquias locales servían como el núcleo de muchas actividades sociales. Las parejas jóvenes intercambiaron votos matrimoniales y los padres organizaron banquetes de bodas en honor a los recién casados. Los niños fueron bautizados y confirmados en la fe católica. Cuando los feligreses murieron, el párroco dirigió a la comunidad latina local unida en la misa funeraria y la procesión del cementerio. Cuando los sacerdotes locales se sintieron abrumados por la creciente población que no hablaba inglés, la Diócesis Católica de Yakima respondió al reclutar a un misionero provisional que habla español para atender las necesidades espirituales de los feligreses latinos.
Sin embargo, no todos los latinos de la comunidad de Yakima eran católicos. Para la década de 1940, una comunidad latina evangélica se había galvanizado como congregación en Wapato. Entre 1944 y 1955, la congregación construyó su propia iglesia, El Templo Cristiano. A medida que la congregación de Wapato creció, establecieron otra iglesia en Sunnyside. Otras organizaciones religiosas no sectarias, como el Consejo de Iglesias del Ministerio de Migrantes de Washington, también se acercaron a los latinos y trabajaron directamente entre los niños de las diferentes poblaciones de campos de trabajo. El Templo Cristiano es parte del barrio Tortilla Flats. La iglesia ha servido como centro social y punto de anclaje para la preservación cultural de la comunidad desde su construcción.
